martes, 7 de enero de 2014

UN ENEMIGO DEL PUEBLO - o la España de hoy -


EL CORREO -Opinión-
04.04.13 

Algunos de los más grandes escritores de la literatura universal han dado a conocer algunas de sus obras y personajes más conocidos con títulos y nombres que esconden una ironía nacida del sufrimiento que a sus extremas sensibilidades les producían desde las  circunstancias de sus vidas al desencanto de la realidad vivida. Así, al personaje más santo, generoso, sencillo y espiritualmente elevado, al que por todo ello nadie comprendía y del que todos se mofaban, Dostoievsky le dio el nombre de ‘El idiota’, a su vez título de una de las más grandes novelas de la literatura de todos los tiempos. 

No hace falta ir tan lejos para darse cuenta de que la ironía sobre el idealismo del amor quijotesco hace que Cervantes llame Dulci-nea (una Dulce-nada) a la ordinariez y vulgaridad de una Aldonza Lorenzo que no parecía saber mucho más ni preocuparle otra cosa que ordeñar vacas y dar de comer a los gorrinos.

Sobre todo merece prestar una especial atención a una pequeña pero gran obra universal que refleja como nada y nadie la situación actual de este país de países dominado por la corrupción política, moralmente hundido por la crueldad, ausencia de compasión y decencia de banqueros y por la falta absoluta de empatía y honestidad de empresarios, algunos incluso al frente de cada vez más famosas fundaciones ‘sin ánimo de lucro’. Me refiero a la inmortal obra de Henrik Ibsen, también muy irónicamente titulada ‘Un enemigo del pueblo’. Dicho ‘enemigo del pueblo’, y al revés nos lo dice Ibsen para que le entendamos, es el heroico  médico Dr. Thomas Stockmann, la única persona decente de la sociedad democrática  en la que se desarrolla la trama, el cual descubre que el agua con la que se abastece a su población está envenenada y es causante de innumerables males y enfermedades en la gente. 

Los políticos demócratas, democráticamente, claro, es decir por una gran mayoría, a pesar de ser conscientes del peligro, votan en contra de la propuesta de nuestro héroe de cerrar el  balneario de donde provienen las infestadas aguas. La fiera oposición de Stockmann cuenta incluso con la tentación de su propio y corrupto hermano de nombrarle director del putrefacto
balneario. Al final, incapaz de doblegar su voluntad ni convertirle en un hipócrita más a pesar de las propuestas crematísticas con las que es tentado, el gobierno local declara al incorruptible Dr. Stockmann ‘enemigo del pueblo’ al no someterse a la legalidad y a la opinión de la mayoría; es finalmente atacado frontal y violentamente y acaba con los cristales de su casa destrozados para ser finalmente desahuciado de su hogar. Incidentalmente, ¿no le recuerda esta historia al desocupado lector a algo que está emponzoñando la sociedad de este país en estos momentos? Sucede exactamente lo mismo. Se le llama hipocresía, mediocridad, corrupción, etc.

Muy recientemente se ha publicado un estudio de una naturalezasimilar a la lucha epidemiológica y preventiva del personaje literario del Dr. Stockmann, pero que afecta al mundo real en la actualidad. A través de él un grupo de notables investigadores chilenos en cáncer han demostrado que muy pequeñas cantidades de sales de arsénico (arsenita y trióxido de arsénico) presentes en el agua potable de la población en ciertas áreas de Chile, y en muchos otros países también, España entre ellos, guardan una estrecha relación de causa a efecto con una elevada incidencia de cánceres de piel, pulmón, hígado y vejiga urinaria en áreas donde tales concentraciones de arsénico están presentes en el agua potable (Revista científica ‘PLoS ONE’, diciembre, 2012). No sólo eso.

También han descrito el mecanismoíntimo por el cual ese efecto carcinogénico sucede, lo que coincide con el mecanismo de inducción de diversos cánceres en el organismo humano que mi propio grupo de investigación ha estado defendiendo asiduamente y publicado en revistas
de considerable impacto internacional en más de ciento cuarenta artículos científicos durante los últimos treinta años. 

Puestos en contacto con el líder científico del grupo chilenomencionado, nos comunica comunica que nada se ha hecho al respecto a pesar de que este peligroso hecho epidemiológico se conoce por aquellos lares hermanos desde hace unos cuantos años. Cabe preguntarse si en el caso hipotético de que una situación similar estuviese sucediendo en nuestro país los estamentos políticos actuales tomarían las medidas oportunas al respecto en caso de que ello contraviniese sus intereses personales. Por la experiencia acumulada, hay que pensar que no. Todo parece llevarnos a lo mismo.

Para resumirlo en palabras del recientemente fallecido y filósofo Raimon Pannikar: «El sistema está podrido, los parches ya no sirven, la metástasis es total. Necesitamos una renovación completa, un renacimiento desde el origen, y esto es una tarea del espíritu».

También habremos de hacer profundamente nuestras las últimas palabras de despedida del Dr. Thomas Stockmann, nuestro personaje favorito de la literatura universal con la venia de Cervantes. «¡Chist! ¡Silencio todos! ¡Escuchad lo que acabo de descubrir! …El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo». Al añorado amigo Raimon, y a los pocos Dres. Stockmann, si es que queda alguno –los auténticos y únicos amigos de pueblo–, se dedican
estas líneas.

Salvador Harguindey.
Vicepresidente de la Sociedad Internacional de la Dinámica de Protones en el Tratamiento del Cáncer, presidente de la Asociación para la Investigación y Tratamiento con Protones del Cáncer (ACRTP) y profesor honorífico de Investigación de la Universidad de Alcalá de Henares, Madrid.