lunes, 13 de enero de 2014

Conclusiones y consejos para un joven médico y/o científico.

ENERO 2013 - GenT- 
 
“Cualquiera que elige el camino recorrido está tan bien como muerto”.
“Sólo el médico herido cura” . 
 Carl Jung 


Nuestro Gregorio Marañón, comentando sobre lo que el gran clínico anglosajón William Osler escribió a un médico recién graduado que le pedía consejo sobre el punto más importante para saber cómo enfocar su futuro profesional, le dijo: “Marry the right woman - casaos con la mujer adecuada”, añadiendo a  continuación:

…Tiene usted por delante una carrera en la cual una buena mujer puede ayudar; una que no lo es, causar el naufragio…”. En otra situación, otro gran consejo fue dado a través de una carta hace más de treinta años a un joven médico en pleno periplo de investigación en el extranjero, por un catedrático de medicina, aparte de gran médico y ser humano, el ya fallecido profesor Eduardo Ortiz de Landázuri: “Usted tiene ideas, y eso hay que pagarlo, y mientras mejores y más originales sean estas mayor será el precio a pagar. Vivimos sin ellas, y eso es lo rentable, aunque parezca una paradoja. Sé lo que los demás, por mucho que le queramos, le hemos hecho sufrir, y pienso que le seguiremos haciendo padecer. Pero no nos haga caso a nadie y siga su propio camino por dificultoso que sea. Ese mismo y apasionado sendero sabrá al final donde llevarle. Las casualidades no existen. Confíe en la vida, y en su vida”. Ese consejo fue dado al autor de este artículo hace más de 30 años. Por supuesto que aún se atesora esa carta… 

En cuanto al siempre impredecible futuro (y al no menos impredecible pasado) con sus inesperados brotes de creatividad, y sea “la víctima” de ella un médico, científico, investigador, artista, etc., hay que estar dispuestos a reconocer que un gran creador puede surgir de pronto en cualquier parte, incluso no es infrecuente que lo haga en los lugares más improbables y desconocidos. Y es que las grandes novedades comienzan siempre por el rincón más inesperado, Espinoza dixit. 

Los más originales y valiosos creativos suelen ser personas inconformistas, jóvenes o menos jóvenes aparentemente alocados, extraordinariamente individualistas, desde gruñones a introvertidos e insociables, casi autistas. Al vulgo les impresionan como seres llenos de rarezas y a sus superiores como poseídos por una enorme soberbia y arrogancia por comportamientos muchas veces despectivos para con los demás, a los que pueden tratar incluso como seres molestos e ignorantes. Mientras, nuestro joven héroe creativo, cual lobo estepario, ha de saber que mientras más avance en lo desconocido y se adentre en esa selva inexplorada menos compañeros de viaje, e incluso amigos, tendrá. Finalmente, más allá de un punto de no retorno, estará completamente solo, según apuntó Hans Selye en su clásico libro “Del sueño al descubrimiento”. 

Tendrá que aceptar que su mente maravillosa, como la del matemático John Nash en la película del mismo nombre, habrá de afrontar todo tipo de dificultades difícilmente salvables durante un largo viaje iniciático hecho sólo para héroes e incluso avatares de una nueva era. Y que no espere hallar otra mente gemela en la que apoyarse o con la que compartir, o por la que ser comprendido. 

Este viaje a lo desconocido se resume en las palabras de un médico extraordinariamente creativo que refleja el drama de un pionero de imbatibles convicciones morales luchando contra la mediocridad, la hipocresía y el pragmatismo de la sociedad democrática de su tiempo. Cuando, después de haber superado mil peligros en su selva interior y haber llegado a su destino final, esperamos que escuche una sencilla pregunta: “¿Doctor Livingstone?, supongo”. Aunque en este caso es otro médico, heroico más allá de lo imaginable, el Doctor Thomas Stockmann, protagonista principal de la obra de Henrik Ibsen “Un enemigo del pueblo”, quien después de pagar el precio de ver toda su vida personal y familiar destrozada y hundida por la hipocresía y corrupción de las instituciones democráticas de su país, consigue dejar un resquicio abierto a la esperanza, cuando a través de sus últimas palabras nos dice: “¡Chist! ¡Silencio! Todavía es un secreto pero acabo de hacer un descubrimiento…” - 
Por lo que su esposa, amorosamente, se queja: “¡Válganos Dios! ¿Otro?” - Y a lo que el Dr. Stockman, con una mezcla de extraordinaria fuerza interior a la vez que tristeza, contesta: - ¡Escuchad lo que acabo de descubrir!… El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo”.

Salvador Harguindey 

Instituto de Biología Clínica y Metabolismo (IBCM)
Vicepresidente, Sociedad Internacional de Dinámica de Protones en el Tratamiento del Cáncer (ISPDC) (www.ispdc.net)
Profesor Honorífico de Investigación, Universidad de Alcalá de Henares
Agradecimientos: 

El autor agradece al Dr. Jose Luis Arranz por proporcionarle la literatura pertinente y necesaria de su monumental biblioteca médico-humanista, así como algunas de sus propias ideas para la confección de este artículo. Asimismo se agradece a la “Association of Proton Dynamics in Cancer Research ‘Magic Bullets in Cancer Treatment”, Madrid, por su colaboración y apoyo.

Nota: Algunas de las citas de este articulo han sido tomadas del libro del autor: “Una sabiduría para todos los tiempos” (Ediciones La Llave, Barcelona, 2007).